miércoles, 22 de agosto de 2012

La profesión de despachante de aduana



Comentario de Delia Raquel Flores 
Hace exactamente 30 años (en plena Guerra de Malvinas!) comencé a dar mis primeros pasos como Despachante de aduana en Paso de los Libres (Ctes). Por aquellos tiempos era necesario actuar como apoderado durante 2 años para luego poder obtener la matrícula de Despachante. Los despachos de aduana en aquellos tiempos se tipeaban a máquina, en varias vías con papel carbónico. Se ingresaban en la sección Registros de la Aduana con sellos numeradores y se lo diligenciaba a través de los distintos sectores. A lo largo del tiempo hemos tenido que refrendar permisos de embarque, liquidar distintos tipos de cambio, tramitar DJNI, preparar documentaciones que se ajusten estrictamente a las cartas de créditos de nuestros clientes, entre otras tantas cosas. Viví el auge de las exportaciones de carne (y de los frigoríficos) en la segunda mitad de los ochenta. Pasamos de los tránsitos aduaneros al MIC/DTA. A inicios de los noventa apareció un nuevo integrante:¡EL MARIA! Fui una de las pioneras en implementarlo cuando aún estaba en período de prueba y su uso era optativo. Desregularon la profesión del Despachante de Aduana y pasamos a actuar de una Jurisdicción al ámbito Nacional. Hoy más que nunca se mantiene vigente la importancia del rol del Despachante de Aduana: su declaración es comprometida y su responsabilidad es solidaria con el operador aduanero al que representa, lo cual, significa una enorme responsabilidad personal y patrimonial. Durante 10 años debe mantener archivos, responder ante cualquier requerimiento que desde la AFIP reciba. He tenido casos de clientes que habiendo recibido intimaciones por operaciones que databan de 9 años atrás  recurrieron a nosotros y allí estuvimos para ayudar a resolver. Eso es permanencia, seriedad y compromiso. Un despachante de Aduana tiene que estar actualizado, ser un asesor permanente. He vivido la desvalorización del trabajo del despachante y hemos sido la “variable de ajuste”, muchas veces. Más allá de los cambios normativos y operativos que se han sucedido, la esencia del despachante de aduana permanece a lo largo del tiempo: ser un facilitador del comercio exterior; actividad que beneficia a la República Argentina, ya que genera divisas, crea fuentes de trabajo, compensa la balanza comercial, incrementa la producción por la venta al exterior, en definitiva, fortalece la economía del país, contribuyendo así  con el bienestar de todos los argentinos. A los importadores y exportadores aconsejo que antes de contratar un despachante se aseguren de la estructura, profesionalismo, experiencia y constaten el respaldo que el profesional Despachante de Aduana a contratar posee.
Delia Raquel Flores - Presidencia - Grupo Delia Flores

Fuente: www.todocomercioexterior.com